28 de enero de 2017.
Desde ayer por la tarde-noche me empezaron a llegar mensajes para que colocara como avatar en mis redes sociales una bandera nacional. Reflexioné, le di vueltas asunto y me he negado a hacerlo, pues me parece erróneo creer que poner un banderín tricolor como avatar sea defender a México.
Además, ¿el uso de la bandera no es acaso un truco del PRI para apoyar y subirle puntos a Enrique Peña Nieto?
Claro que todas y todos debemos defender este país, pero el primero que lo debe hacer -porque lo representa- es Peña Nieto. Él tiene una responsabilidad histórica frente al extranjero.
Pero no creo que lo haga.
Para defender a este país se requiere estar comprometido con sus raíces, con la fuerza de quienes día a día trabajan para salir adelante. Protegerlo significa comprometerse con la justicia social. ¿Cómo apelamos a defender lo que no hemos defendido en los últimos cuarenta años de neoliberalismo rapaz?
¿Cómo vamos a defender los derechos humanos de los migrantes en Estados Unidos, si este gobierno considera personas non grata a los migrantes del sur?
¿Cómo vamos a defender salarios justos para nuestros compatriotas si este país no ofrece condiciones dignas para vivir aquí?
Esos neoliberales son quienes han vendido a este país y han hecho negocios con él, ¿¡y ahora les sale lo nacionalista!?
No me creo esa mentira. ¿Sabían que el gas aumentó 30% y que la gasolina sólo cuesta 7 pesos y nos la venden en 16? ¿Sabían que el año pasado se tuvieron 75 mil millones de pesos en excesos por el cobro del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (Ieps)?
Con todo respeto a mi país que quiero y a su bandera, la defensa de una nación no se reduce a colocar de avatar en nuestras redes sociales el estandarte nacional. Quienes conforman hoy el Ejecutivo Nacional deben crear una estrategia para fortalecer internamente a todo el país y a la gente que lo habita. ¡Eso sí significaría amor por él!
La riqueza nacional ha sido, de manera institucional, robada por unos cuantos saqueadores de cuello blanco y corbata que tienen el cinismo de asumirse como honrados y probos.
Una buena relación diplomática con Donald Trump sólo se debe apreciar en acuerdos claros, transparentes y dignos.
Eso es lo que pido, ¿será mucho?